Tienen forma cilíndrica, aparecen de forma impredecible y los habitantes locales los llaman “agujeros del fin del mundo”. Se trata de huecos que han aparecido desde 2013 en la Península de Yamal, en Siberia Occidental, y son cada vez más comunes. En 2014 la comunidad científica comenzó a interesarse en ellos. Recientemente la revista científica Geoscience publicó un artículo donde se documentan los datos recolectados por una expedición de la Academia Rusa de Ciencias en 2020.

Agujeros en tierra y su relación con el cambio climático

La expedición se centró en el cráter llamado C17. El nombre fue asignado por el sistema de geoinformación “Ártico y los Océanos Mundiales”, creado por el Instituto de Investigación en Petróleo y Gas de la Academia Rusa de Ciencias (OGRI GAS). De acuerdo a la información satelital, el agujero se formó entre el 15 de mayo y el 9 de junio de 2020.

La expedición permitió recopilar datos con los que construyó un modelo 3D para explicar la formación de C17. Ya en 2014, cuando comenzaron a estudiarse, se había llegado a una conclusión: se trata de explosiones (o erupciones) en burbujas de gas que se acumulan en el subsuelo. La explicación incluye que al derretirse el permafrost por efecto del cambio climático, los gases que se encuentran en el subsuelo escapan con mayor facilidad.

El artículo publicado recientemente por Geoscience lleva por título «Nueva explosión catastrófica de gas y cráter gigante en la península de Yamal en 2020: resultados de la expedición y procesamiento de datos». Documenta la investigación liderada por Vasily Bogoyavlensky, de la Academia Rusa de Ciencias, que se hizo el año pasado. Gracias a los datos que se recopilaron con ayuda de drones ha sido posible explicar nuevos detalles sobre la formación de estos cráteres, así como su estructura.

Elementos encontrados

OGRI GAS reconoce actualmente la existencia de 7 mil montículos de gas que podrían estallar en la misma forma. Entre los riesgos detectados por Bogoyavlensky y sus colaboradores está que al estallar estos depósitos se liberan grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero. Al derretirse el permafrost ya se libera metano y con las explosiones la cantidad aumenta.

La Península de Yamal es una de las reservas más grandes de metano en el mundo. Su extensión es de 120 mil kilómetros cuadrados. Entre los resultados de la investigación alrededor de C17 está el llamado a monitorear los montículos que se levantan con el derretimiento del permafrost, ya que podrían provocar una explosión que genere nuevos cráteres.

Desde 2013 han surgido cerca de 20 “agujeros del fin del mundo”. C17 es apenas uno de ellos y alcanza 35 metros de profundidad. El riesgo inmediato de este fenómeno es que los pobladores de la zona sufran una explosión inesperada. Si lo vemos a mayor escala se están liberando cantidades importantes de gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que acelera el proceso de cambio climático. No ha pasado una década desde que surgió el primero de estos agujeros. Es importante que se les conozca a fondo para tomar medidas preventivas o, en el peor de los casos, crear protocolos para vivir con ellos. El modelo en tercera dimensión que publica Geoscience es un primer paso. Mientras más conozcamos las causas y la forma en que funcionan estos “agujeros del fin del mundo”, menos peligros serán para los habitantes de Siberia y para el resto del mundo.

fuente: artículo de LUIS MOCTEZUMA


0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *